Los riesgos de aumento de casos, hospitalizaciones y fallecimientos por Covid-19 que preveíamos alrededor del 15 de diciembre, previo a navidades, se están cumpliendo como si se tratara de una fuerza acción-reacción. Yo diría, mejor dicho, que se tata de una fuerza inacción-reacción.

Cuando padecimos la primera ola, en marzo de 2020, no conocíamos muchas verdades que hoy sabemos acerca del virus, su comportamiento, y cómo prevenir situaciones negativas, y por lo tanto, no se acepta justificación alguna a lo que padecemos hoy. Supongo, -y sólo supongo-, que nuestros representantes democráticos han sopesado los costos en vidas humanas, –irreemplazables-, los costos en atención hospitalaria en salas de ingresos generales y en salas de cuidados intensivos, y habrán llegado a la conclusión de que debe haber menos costos haciendo poco que haciendo mucho en prevención, pero lo ignoro.

Después de todo, sus números se reducen a eso: reducir los costos. Pero para mi, como para muchos ciudadanos, se están equivocando. Ningún costo puede ser evaluable frente al fallecimiento de cientos y cientos de ciudadanos día a día.

Este viernes pasado, día 29 de enero, ha habido una cantidad de 519 fallecidos en España, frente a los 400 del viernes anterior. Ya han fallecido en el mundo más personas que en el holocausto de la segunda guerra mundial en su primer año: más de 2.200.000 personas. Deja de existir como madre, padre, esposa, esposo, amiga, amigo, abuela, abuelo, compañera, compañero, hija, hijo diariamente un numero de ciudadanos equivalente a la caída de tres o cuatro aviones . ¿Nos tornamos insensibles frente a estos datos? ¿Qué más tiene que suceder para que tomemos conciencia de lo importante que es la crisis que estamos viviendo?

Nos dicen que la curva se está aplanando, pero sabemos que en 15-20 días la variante británica del virus comenzará a hacer mella en nuestra sociedad. Es más contagiosa, y la denominada proteína spike se las ha arreglado para penetrar más fácilmente en nuestras células. Esto significa que en 15-20 días los casos aumentarán como por obra de magia.

El virus es muy listo, y parece que nosotros siempre vamos detrás de él y sus consecuencias. Somos mucho menos listos que él-.

Recientemente el CDC (Centro de control de enfermedades de EEUU), ha advertido que el virus puede permanecer horas en ambientes cerrados, aunque se ventilen, ventilación que a menudo es parcial y mal realizada por propietarios de empresas que no tienen idea de cómo hacerlo adecuadamente, y actúan, con buenas intenciones, pero , sin saberlo, insuficientes. Aun después de que una persona positiva deja un sitio de restauración, durante varias horas, (si, horas), el virus flota libremente por el ambiente, pudiendo contagiar a quienes están dentro durante más de 30 minutos. Si comer en sitios de restauración es muy necesario, recomiendo no tardar demasiado, y utilizar mascarilla entre bocado y bocado, y entre sorbo y sorbo de líquidos. Aunque lo ideal es beber y comer en el exterior, en las terrazas habilitadas a tal efecto.

Sigo pensando que la batalla contra el virus no es una batalla, sino una guerra, y que esta guerra la deberíamos afrontar todos, sin excepciones, e independientemente del color político. Yo, como muchos ciudadanos, quisiera ver a nuestros representantes más unidos que nunca haciendo un frente común, pues todos tienen ideas muy buenas que aportar, y repito, independientemente del color político del que se trate. Pero vemos cómo unos y otros continúan su incansable proselitismo, oponiéndose siempre, cueste lo que cueste, a las opiniones del otro. Yo esperaba que pudieran tomar decisiones en conjunto, mirando de frente a una ciudadanía que esperaba de ellos cosas mejores que lo que están ofreciendo.

Las vacunas se retrasan. Los hospitales están a tope, y los servicios de cuidados intensivos con personal insuficiente para la atención de casos graves, muchos de los cuales acaban falleciendo.

El personal sanitario, tanto médicos, enfermería, auxiliares, personal de limpieza, en alerta permanente y sin posibilidad de recambio por agotamiento, estrés, mal descanso, viendo como cada día dejan de respirar bajo sus cuidados cientos de personas. La depresión, la angustia, la sensación de impotencia están allí, presentes, en miles de situaciones que a diario deben afrontar con su profesionalidad. No deberíamos llegar a ésto. Ni ellos ni quienes están a su cuidado se lo merecen.

Los pacientes covid se han adueñado de ellos, quienes no tienen tiempo para atender tantas necesidades de otros pacientes con otras patologías. Se posponen intervenciones y estudios de diagnóstico de pacientes oncológicos y cardíacos, por mencionar a un colectivo cuya atención no puede esperar, con la consecuencia de más muertes, que se suman a las de pacientes por covid-19.

Y nosotros, quienes estamos sanos, deseamos seguir así, pues sabemos que ingresar en los colectivos que padecen alguna enfermedad conlleva un riesgo alto, y seguimos adelante como podemos, con nuestras vidas.

No neguemos la realidad, no miremos para otro lado, concienticemos que estamos en alerta máxima, y en riesgo máximo. Aceptemos que nuestra vida ha cambiado, y que no podemos, por el momento, aspirar a vivir como si nada sucediera a nuestro alrededor. No pretendamos continuar con nuestras cervecitas después del trabajo con amigos, con las reuniones, con las fiestas. Sé que una gran mayoría de ciudadanos es consciente de ello, pero vemos cada vez más, que una pequeña parte no lo es, y esa pequeña parte hace que los demás corramos un riesgo altísimo.

Nuevamente, mis recomendaciones:

Restauración y tiendas, farmacias, : en exteriores, utilizando mascarilla, colocándola mientras no consumimos. Tratemos de estar bien alejados de otras personas que estén comiendo o bebiendo fuera del establecimiento. En interior, sólo para efectuar el pedido. Permanecer lo menos posible dentro.

Mascarillas: Utilizar al menos la FFP2, una diariamente. No tocar nunca la parte externa, que podrá tener virus. No apoyarla en mesas, sino colocarla dentro de un sobre o bolsita mientras comemos. Utilizarla adecuadamente, cubriendo boca y nariz. La mascarilla no está para no tener denuncias, sino para protegernos y proteger a los demás.

Alcohol higiénico para manos: Después de dejar la mascarila y antes de tocar vasos, pan o comida, higienizarnos las manos con productos adecuados para covid-19. Asimismo, al finalizar nuestra comida, bebida, y ya hayamos pagado.

No fumar en la calle, caminando, ni cerca de personas a quienes podríamos contagiar.

Aseos: Tratar de no acudir a aseos que no sean los de nuestra casa, pero, de ser necesario, utilizar mascarilla en todo momento, e higienizar bien las manos antes y después de utilizarlos. Permanecer en ellos el tiempo mínimo posible. Suelen ser espacios pequeños, sin ventilación, y con virus en el aire.

Tarjeta o dinero: Higienizar manos después de tocar tarjetas o dinero.

Timbres, picaportes, pasamanos: No tocar los pasamanos en el metro, o en edificios de todo tipo. Cientos o miles de personas los tocan a diario. Si lo habéis hecho, higienizar manos después. Una vez que estamos frente a una puerta, abrirla con un papel en la mano, para no tocar el picaporte. De no ser posible, higienizar las manos luego, inmediatamente.

Supermercados: Higienizar manos al entrar, colocarse guantes a fin de no tocar con las manos los materiales que vamos a comprar, o si preferís no usar guantes, tener el cuidado de no llevar las manos al rostro hasta que acabemos de comprar. Higienicemos la barra del carrito de compras con gel hidroalcohólico. Una vez que paguemos, higienizar manos y barra del carrito, a fin de no contagiarse ni contagiar a otros.

Medios de transporte: No utilizar transporte público con hacinamiento. Debería respetarse no tener gente sentada al lado de uno, y estar a más de metro y medio de distancia de otros al estar de pie. Las barandillas y sitios para asirse mientras estamos en ellos pueden estar contaminados, ya que miles de personas los utilizan diariamente, por lo que recomiendo tocarlos lo menos posible, y limpiar higienizando las manos al ascender y descender de ellos. Utilizar siempre mascarilla FFP2 en ellos, y no hablar durante el trayecto, ni con otros que viajen con nosotros, ni por el teléfono móvil. Intentar que los empleadores comprendan la necesidad de no viajar en horas pico, con habitáculos repletos de gente, pues eso aumenta la posibilidad de contagio.

Ante el menor síntoma, hablar telefónicamente con los servicios de salud de cada comunidad y recibir instrucciones.

No salir de casa de no ser necesario. Logremos que los paseos en nuestras salidas sean programados, y en momentos en los que, en el barrio en que vivimos haya pocas personas por la calle. Escojamos los momentos más adecuados.

Teletrabajo: Siempre aceptar teletrabajo, si la empresa lo permite.

Respecto a los cines, hoy han decidido cerrar temporalmente las salas. Respecto a los teatros, manteniendo la distancia de seguridad, el uso de mascarilla y el silencio completo durante el espectáculo, no deberíamos tener riesgos. Los empresarios se comprometen a higienizar las butacas, pisos, y ventilar la sala después de cada función.

Uso de ozono : En sus recomendaciones del 29 de junio de 2020, el Ministerio de Trabajo dice que:

El ozono no se encuentra entre la lista de virucidas recomendados por el Ministerio de Sanidad,
ya que actualmente no existen datos concluyentes que demuestren su eficacia frente al virus
SARS-CoV-2.

Colegios: Las directivas de prevención en colegios son lógicas y coherentes. El confinamiento de los escasos casos positivos y de los alumnos cercanos en el aula se cumple adecuadamente. Está demostrado que los niños están más seguros en los colegios que fuera de ellos. Por lo tanto, es seguro enviar a los niños a guarderías y escuelas.

Esperanza

Pensemos la cantidad de veces que nos hemos saltado alguna de estas recomendaciones. Actuemos con prudencia. Respetemos nuestra vid y la de los demás. Aceptemos que la vida ha cambiado.Ya tendremos tiempo de vivir como lo hacíamos antes, cuando todo esto pase. No nos defraudemos a nosotros mismos como personas ni como sociedad. Seamos solidarios con el otro.

Saldremos adelante.

Dr. Antonio Licitra, 31 de enero de 2021